EUROPA
PRESS
20 noviembre
2020
La
mayoría de los profesionales sanitarios ha tenido un problema cutáneo por el
uso generalizado de las mascarillas
Entre el 74,5 por ciento y el 97 por
ciento de los sanitarios han reportado algún tipo de trastorno cutáneo por el
uso continuado de las mascarillas, siendo las manos y cara (dorso nasal,
mejillas y frente) los más frecuentemente afectados, según el 'Documento
Técnico SEMG sobre los cuidados y atención a los problemas de la piel en
tiempos de COVID-19', elaborado por el Grupo de Trabajo de Dermatología de la
Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Y es que, el reto que ha supuesto la permanencia en
situación pandémica durante tantos meses ha revelado que, además de los
"graves problemas" que puede provocar la infección por la Covid-19,
las importantes exigencias necesariamente incorporadas a los hábitos o
actuaciones diarias, de forma rutinaria y repetitiva, pueden llegar a ocasionar
serios problemas en la piel y, por ende, en la salud.
"El uso mantenido de mascarillas, el lavado higiénico
de manos, la aplicación de geles hidroalcohólicos o
la exposición a otras sustancias incorporadas en los productos de limpieza
utilizados tan frecuentemente, incluyendo la propia lejía, va a provocar trastornos
cutáneos de distinta índole", han señalado los expertos.
Según los autores, estos trastornos dependen de las
concentraciones, del tiempo de exposición, de la frecuencia de utilización, de
la temperatura ambiental, de la actividad desarrollada, así como del propio
estado previo de la piel, sobre todo en aquellas personas con problemas
dermatológicos.
En concreto, se han observado serias alteraciones en
aquellos profesionales del ámbito sanitario, de la hostelería, limpieza o de
los servicios públicos, que deben portar, durante varias horas por jornada,
mascarillas en cara, fundamentalmente en piel y mucosas de la nariz, pliegues
de las orejas, o en puntos de rozamiento/presión de las mejillas.
Los mecanismos mediante los que puede actuar y provocar los
efectos no deseados son la hiperhidratación, el
rozamiento y la presión continuada. Para minimizar estos efectos, el Grupo de
Trabajo de Dermatología de la SEMG recomienda el uso de mascarillas que cumplan
perfectamente su función y menos por su estética, evitando aquellas no
homologadas o las que, en la zona de contacto con la piel, originen un mayor
efecto de rozamiento o presión, seleccionando la talla más adecuada a cada
persona. "En cuanto no sea necesaria, retirarla de la cara adecuadamente, reponiéndola
según las recomendaciones de cada fabricante", han dicho.
Del mismo modo, en el Documento técnico de la SEMG se
recomienda que antes de ponerse la mascarilla, se realice una higiene de la
piel facial, utilizando agua y limpiadores no jabonosos sin aditivos
(fragancias), haciéndolo de forma muy suave. En caso de necesidad de un
detergente, utilizar un syndet (no jabonoso y sin
conservantes).
Evitar la aplicación de maquillajes, seleccionar la
mascarilla más adecuada a cada situación, utilizándola el tiempo imprescindible
y, en los períodos que estemos sin utilizarla, procurar aplicar en la piel
facial un emoliente adecuado, son otros de los consejos que dan los expertos de
la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.
Utilización de gel
hidroalcohólico
Los geles hidroalcohólicos
utilizados tienen un efecto "secante" de la piel, alterándola y
reduciendo la capacidad de retener el agua. La combinación de lavados
frecuentes y la aplicación de los geles hidroalcohólicos
son responsable de los síntomas y alteraciones de la piel más frecuentemente
observadas, como xerosis, dermatitis con
prurito/escozor/dolor, descamación incrementada, maceración, grietas y
sobreinfecciones.
Otro elemento a tener en cuenta es la sobreexposición de las
manos a la radiación solar tras la aplicación de los geles hidroalcohólicos,
ya que favorecen sus efectos inflamatorios cutáneos, exigiendo una cuidada
protección mediante filtros y emolientes no alcohólicos.
En este sentido, las recomendaciones que lanza el Grupo de
Dermatología para contrarrestar estos efectos son el asegurar que, tras el
lavado, se secan perfectamente las manos, dedos y espacios interdigitales. Del
mismo modo, aconsejan aplicar cremas emolientes que eviten la pérdida de
humedad natural de la piel y estabilicen la barrera hidrolipídica,
siempre después de los pasos anteriores. Y, en caso de riesgo por exposición
solar, aplicar, junto a los emolientes, filtros solares no alcohólicos.
En cuanto a las entidades dermatológicas que se verán
agravadas, tanto por el fenómeno oclusivo ya explicado de las mascarillas, como
por los fenómenos secantes e irritativos de las manos con el uso reiterativo de
jabones y geles hidroalcohólicos, el Grupo de
Dermatología de la SEMG señala la dermatitis atópica, dermatitis seborreica,
eccemas, dermatitis irritativas y alérgicas de contacto, foliculitis,
psoriasis, forúnculos nasales, fotosensibilizaciones, etc.
Del mismo modo, el documento técnico informa de que factores
como el estrés influyen en la piel mediante distintos mecanismos,
fundamentalmente, modificando el sistema inmunológico bajando las defensas
cutáneas. De hecho, se ha observado que se genera una mayor producción de
histamina, adrenalina y cortisol, desajustando el equilibrio hormonal y, a su
vez, debilitan nuestro sistema inmunológico.
Estos desequilibrios afectarán de manera negativa sobre la
barrera cutánea, volviéndose más reactiva, agravando las enfermedades
inflamatorias de la misma (dermatitis, psoriasis, vitíligo, rosácea), incluso
pudiendo aparecer nuevos problemas cutáneos (acné, eczemas).